El aceite de coco procede de una palmera que posee un tronco delgado de unos 10-20 metros de altura que con frecuencia está inclinado y ensanchado en la base. En el ápice presenta un grupo de hojas que protegen el único punto de crecimiento o yema terminal que posee la planta. Las hojas, o frondas, son pinnadas, de 1.5-4 metros de longitud, con foliolos coriáceos de 50-70 centímetros de longitud y de color verde amarillento. En condiciones ambientales favorables una planta adulta produce entre 12 a 14 frondas nuevas por año. La copa no es muy amplia y se compone de 25-36 frondas. El sistema radicular es fasciculado. Las raíces primarias son las encargadas de la fijación de la planta y de la absorción de agua. Las raíces terciarias derivan de las secundarias, y son las verdaderas extractoras de nutrientes.
El aceite de coco tiene un perfil de ácidos grasos saturados de cadena corta lo que le confiere una enorme capacidad emoliente, protectora y reparadora del cabello.