Comúnmente denominado brusco o rusco en español y butcer’s broom en inglés, entre otros nombres. Es un arbusto perenne de la familia de las Liliáceas de unos 25-100 cm de altura. El brusco posee plantas masculinas y femeninas separadas. Las dos tienen tallos lisos y redondos de color verde oscuro. Las hojas son prácticamente invisibles y lo que parecen hojas son, en realidad, los filocladios, unas extensiones de los tallos en forma de hojas oval-lanceoladas acabadas en una pequeña espina. Las flores son verdosas y muy poco vistosas. Las flores femeninas presentan seis segmentos florales y las flores masculinas tienen sus tres estambres soldados. El fruto es una baya roja globulosa, con tan sólo 1 o 2 semillas en su interior; en su madurez este fruto adquiere un aspecto similar a una cereza pequeña. El brusco es originario de las Islas Azores, zona mediterránea y Europa noroccidental hasta Irán, siendo luego introducido en otros continentes. Crece en zonas que se encuentran a 600-1000 m sobre el nivel del mar, sobre tierras ásperas, bosques, matorrales, zonas montañosas y muy frecuentemente lo hace junto a encinas y alcornoques.
De su composción química destaca las Saponinas esteroídicas. Las acciones del brusco se deben, principalmente, a su contenido en compuestos hexacíclicos derivados del espirostano. Por hidrólisis se liberan las agliconas ruscogenina (19-hidroxidiosgenina) y neoruscogenina. Flavonoides Rutina y hesperidina metilchalcona. Los flavonoides lato sensu son pigmentos casi universales en los vegetales. Casi siempre hidrosolubles, son responsables de la coloración de las flores, frutos y a veces de las hojas.
Por su contenido en saponinas, el Ruscus se emplea por sus propiedades Flebotónicas, mejorando y reactivando la circulación sanguínea en piernas cansadas y en complejos anticelulíticos.